Donde el tiempo me devuelva

Un alma perdida en el tiempo y la corriente del recuerdo. El protagonista se encuentra varado en un ciclo infinito de búsqueda y ausencia, donde el río no solo es agua, sino memoria, eco y destino. Entre la quietud y el desborde, navega entre la certeza del amor que fue y la incertidumbre de su retorno.
En cada curva del río deja fragmentos de sí, persiguiendo la sombra de quien una vez estuvo cerca. La imagen del otro se desdibuja, como un aroma que se desvanece en la niebla. En el vaivén del agua y la nostalgia, surge una decisión: soltar. Pero no desde el abandono, sino desde la esperanza de que el dejar ir sea un puente, no una despedida.
Como las hojas que regresan a la orilla, como los troncos que dejan su rastro en la espuma, el deseo persiste: que, en algún recodo del camino, el otro también lo esté buscando.